Fénix y Femible



¿DONDE PONDREMOS LAS FOTOS DE LOS MUERTOS DE NOSOTROS?

No me había acomedido a putearte
Y ahora te digo ¡Puta, puta, puta marrana!
Sabes que el dolor fue un ciclo
Que me idolatra hoy tu catafalco.

Si supiste ayer
La otrora mano del sepulcro
hacer sangrar hacía ti
Hoy mírame tan lleno de tu ausencia
Tan cerca del olvido
Que me obliga a callar tu partida.


Sí, yo lo estoy mirando
Es un proxeneta desempleado
Una pregunta no preguntada
Que busca justificación.
Es la muerte por sí mismo
Lo que duele más a uno.

Y tú que eras la jima de un planeta
Donde cabíamos todos en dos personas
Has sentenciado a la muerte
Que más viva que muerta
Adolece ya no ser perseguida.


Y cuelgo tu foto en el muro
De una pared opaca
E incendio en mi mano la brocha
Que quiere pintarte otra suerte
Otra tristeza que juzgue
Lo que se juzga a sí misma
Cuando toma al toro por los cuernos
Sin manos y sin razones
Tan sólo con cierta agonía
Incertidumbre de niño torero
Que arrastra el capote hacia su última plaza
Su sueño en la espada
Y la espada empuñada para ya jamás
Volverse hacía sí.
Los columpios trasmutan
A cadalsos
Uno juega a morir
Y va y viene del jardín cementerio
Y se juega a seguir vivo.
Las paredes se caen sobre sí mismas
¿Dónde pondremos las fotos de los muertos de nosotros?
Tal vez trataremos de levantar los muros
Pero ya no podremos llamar
(Lázaro) a nuestros muertos
Fingiremos que no importa
Que nunca importo
Pero al volver la vista
Nuestras serpientes nos morderán
Hasta el origen
Lo más hondo
De nuestra indiferencia.

La charla se va prolongando
Y ya no hay palabras para las palabras
Y a unos cuantos metros de mi boca
Tu siempre callado reclamo de versos
Va invocando un artificio
Perfecto y apócrifo suicidio
De la vanidad y la retórica
De estos destrozados cuerpos.
Entonces sabemos
Que cuando calla la ermita
La rama cruje
Y sonríe a su hogar deshojado.

Ya con las paredes en pie
Descubro (atónito (¡ja, ja!)
Que he olvidado la puerta
¡Puta puerta!
Se quedo atrapada
Entre tu boca riendo
Y tu voz
Y tus ojos mirando &Mac246; me
Mientras mi boca no &Mac246; riendo
Y mi voz &Mac246; no (silencio)
Y mis ojos sobre las paredes

Me hacen preguntarme
¿Por qué la puta puerta se quedo entre ti?
Y me doy cuenta
De que los clavos
Producen orificios
Demasiado pequeños
Y los pequeños son tan grandes
Que parecen la huella
Del martillo de un hijastro de dios.

No vuelvas a truncarte
A olvidarte de soñar
Porque paso detenido hacia el ocaso
Suele ser la pesadilla
De un día ligero como hoy.
Viaja y no platiques
Del lugar que visitaste
Del que nunca pudiste pisar
Mejor arrópate a la vida
Y tírate a la cama de tus padres
Recuerda que un amor vejado
Es la libertad que te esclaviza.

Los pasos se tornan inciertos
Pierdo el camino
Pero tu recuerdo no me permite
Desandar más allá
De donde tú te anules completamente
Y cuando me atrevo a volver
A mirar
Miro (como recién nacido)
La imagen (tal vez sea mi madre)
(De ese añorante que ahora soy)
Que me reitera
Que sin andar no se anda
¡Todavía no parto!
Así no soy alguien
Y de alguien así no se sabe
Jamás se le sepulta
Sólo se le ama perpetuamente.
Y ayunamos
Y volvemos
Y no aprendemos
Lo que un día ignoramos.

El frío
El puto frío
Del suelo en el culo
El frío de uno sólo
El frío de tu mirada
Y tus palabras
Que desbaratan el sueño
En que me inoculaste
Y me recuerdan
Lo más oscuro
De ese maldito que soy.

Lamentos en la noche
¡Llorona maldita que se arrepiente
De haber ahogado a sus hijos!!

FERNANDO LABASTIDA (FENIX)
GUILLERMO GONZÁLEZ (FEMIBLE)


FENIX-FEMIBLE

Fenix Izvezku ( Recuerdo de 2002)


FENIX-IZVEZKU
I

Cuando algo en todo lo siempre, nada me moriría mejor que una sed de barcazas, ahumado, amorfinado en la calandria, pudiéndome no estar sentado en la estratosfera de Sartre y decir: a penas no puedo comunicarte tu muerte... ¡Muere, Muere!
Pacheco y Abreu, pachecos conmigo, vinieron de Normandia a recolectar los restos de ambos. Por alguna razón abrí tu puerta.
En Cuba me dedican la canción del elegido, a ritmo cadencioso mueve el trasero Lezama Lima, todo puto como sabe desde mil novecientos y tantos….
La romana alegría del imperio austro-húngaro de la lectura en el aula, el siglo de las luces, tu boca, nada más que un algoritmo tabulado sobre la hoja de calculo de matemáticas aplicadas.
Llegando a la ciudad de los Ángeles, cuando abrocho tu cintura, me recuerdo que patriarcas como Zeus manipulan los destinos, caminos que se agrandan cuando saben de lo propio y su rigor…tus ojos…la estatua de viento que renombra lo renombrado..Llego hasta tu ventana. Miro a la calle.
Y tú nuevamente, te repites en mis materias de Teología, Ontología, Filosofía Política, Enseñanza de la Filosofía, Problemas de Filosofía México-Latinoamérica, Filosofía del Lenguaje, Metafísica, problema de no saber que la ignorancia me persigue a cada lleno hueco del no espacio vacío. Recorro tu cuarto.
Y de punto numero impar 2, pasamos a punto numero par 1, bautizados por San Agustín, en la capilla del museo de la Comisión Federal de Electricidad, ubicado en la galaxia lunes, coordenadas 16-09-02, ¡lo dijiste, lo dijiste!, IZVEZKU-FENIX, FENIX-IZVEZKU….un testigo…¡Albert Einstein!
Además, Gibran Jalón Ginebra elabora la segunda parte de El Orate, tú y yo protagonistas.
Recorro el trecho entre tu cama y la ventana. Tomo asiento. Parece que me odias, no lo dices, y administras tus sollozos cual corriente Ricardina…Fayol, Taylor, Reyes Ponce, tus aliados, los ausentes que reflejan larga herencia de lo habido, no de lo parido.
Smith no cabe en esta foto, no siempre se eterniza una doctrina, caben más papas en el costal cuando se deja de lado la universalidad, cualidad bifocal de idea, rechazo a la tendencia de macular la fuerza del trabajo por cuestiones de relativa producción, cuando la mente dice y marca la violencia desde aquellos tiempos cuando se aprendía a navegar.
Lujos fenicios entre el Tigris y el Eufrates, el Nilo Egipcio de la primera luz, libros muertos, Necronomicones profetas visualizando el fin de los tiempos, ya no hay paz en Nefertitis, Osiris aborta de espalda a su sueño un trébol, tu ríes más a tu muerte, blanca la Era geológica que amasa tu vida…Me recuesto en tu lecho. Cierro los ojos y el Nilo, sigue su curso más puro que turbio con barcas hinchadas atadas al muelle…Ahí desembarcas.
¡Ludwing, mi añorado Ludwing! Esas hachas que despojan a los cerdos sus cabezas reclaman a mis manos almas, y yo abro el vientre de las putas desde el centro del universo, corro en sueño a la Ciudad de Dios, pido a Epicúreo que termine de nacer en la mente de Sade, y me escupe restos de Madelain sobre la espalda, brazos, tetas, piernas, ojos, nalgas….

II

Juego a no saber tu nombre, tiendo más hacia el fondo mi figura, tu cama es mi hogar ahora, ¡Ven a dormir, ven pronto, deja de llorar la pena de tu cuerpo! que no hay mejor suicidio que el saberse poseído, muerto más que muerto, ultrajado.
Batista es el amo de tus virtudes, de tus instintos, el manda a la guerra ejércitos de sangre, galopando hasta los nervios y no le rindes culto, ¡Maldita la hora en que triunfaron los barbudos, las neuronas de tus días que ya me pertenecen!
Suele ser que no amanezca, que no alumbre el planeta sus raíces, que hay quienes mueren de hambre, otros tantos de amor y placeres. Nosotros la parte la deshacemos. Te tiendes al lado izquierdo de tu cama. Te apoya mi brazo. Nunca vuelves a dejar cerrado el sueño. Me haz dado el poder de velar tu infancia.
Sitios encontrados de melancolía precoz, abrumado el ágora del pecho de sonrisas dispuestas a tropezar su paso, transformar el sentido, verterla en moldes de lagrimas al espacio, donde ella ocupa un lugar, un nombre que repite eco a eco sobre mi tumba las letras que le deforman, ayuno del vientre piadoso de la respiración, verso que añora una patria, dolor que anida el ayer de bruces al nunca, estadía distante, y proclama la verdad su fundamento, no todos crecen, algunos ni siquiera nacen, otros tantos sepultan, otros son sepultados. Retumba el paso de tu padre por la escalera, y te aferras más a mí. No soy todo, bien lo sabes, pero algo pretendo decir, hago lo que pueden permitirme tus labios, hogueras construyo, todas alrededor de tu cama. Sólo se que te amo.
Sigue buscando Spinoza la Ética más revolucionada, por mi que se muera. Rimbaud es la misma mierda, se revuelca, se bate, se desploma en mis ojos antes de orinar.
Son casi las horas de no llegar a ningún sitio, hojeo la cúpula de un libro viejo y usado, saltan a mí los lagartos del Amazonas, el Nathional Geographic de las bestias eclesiásticas derruye la esperanza por la fe, Papa Pío masacra el trono en Vaticanos descompuestos. La saliva de tu vientre exhuma mis restos, fósiles de caracoles incrustados en tus senos me revelan el momento de violar tu espacio, intransigente manía la de ambos de usurpar. No lejos de casa, en las cantinas, los ebrios chocan los tarros de cerveza, brindan a salud de la memoria, del olvido.
Podría jurar que el Lago de los Cisnes de nuestro Chapultepec mágico, se pudre de belleza entre basura, indiferencia y beatitud, y son de aquellas las esferas llamadas gente, ciudadanos, que desprende la ególatra función su riqueza muerta. Rigoberta Menchú recolecta hoja a hoja el ladrido, de otoño a otoño, de invierno a invierno, de sol a sol su miseria, el ángel de cada padre atropellado en la rutina. Te tomo a bien para el ocaso, cobijo tu rostro con sabanas negras. Esmero arcaico el de los viejos por entrar al paraíso.
¿Cuáles son los límites de la libertad? Y te metes, te zambulles en un mar de rosas agrias hasta llegar a mis ojos. Ahí decides radicar. Es hermoso el péndulo entre las pupilas que fermentas. Vas y vienes, pero siempre te quedas.
La Praga del 68, en los años mozos de un tal M.K atrofian mi cerebro, ¿Qué es revolución?, A veces creo firmemente en un significado, otros como hoy, revolución eres tu, echada sobre la cama de la poesía que no es poesía, de la palabra que no es palabra, es más que un sueño que no comienza porque jamás termina, no termina, no termina.
Vuelta a los orígenes, no de Oparín, no de Darwin, de Quetzalcoatl, encarnamos la historia de la princesa azteca que gana todo en su sacrificio. Te mutas en ave emplumada que viaja al acecho de su presa. No rinde tu vuelo altura por suelo. Yo, tu sufrido verdugo, recojo el último beso de tus labios, la carne me hierve hasta el colmo de la locura. Eres lo soñado, en verdad que lo eres.
III

Parece la hora de cerrar los ojos. No muerte. No sueño, sólo cerrar los ojos hacia dentro de si que somos ambos, los amos del destino, mismo parido a los pies de un futuro de Paramos Pedro, de Pedros Páramo, sin pueblo embrujado, sin ausencia de todo lo uno que nadie nos ha regalado.
Queremos hacer lo inasible, lo utópico, botar las manos al diablo, ¿llorar, reír? ¿Qué importa?, si el juego amarrado a la cola del infierno arrastra el carruaje que transporta la fealdad que nos destruye el alma. Vuelvo a tus labios. No se siente el cuero. Raspa la mugre la piel, el aroma se torva sabor ámbar, volando hasta los años de Wagner…. ¡Tannhàuser! Al silencio de los espejos.
Los trozos de hambre en el almuerzo de gansos, escaldan la lengua, atrofian el paladar y Oliveira reniega del pan cortado en el sueño por un cuchillo, por la desgracia de no desear lo estable entre lo absurdo que recomienda la gran mafia del circo del “siempre estoy existente porque respiro”, ¡Patrañas! Las mismas adoquinadas, doradas esfinges de Paris por la noche en el club, cuadros paridos sobre la Maga por Gregovorius antes de sepultar la erudición de su potencia lectora, ínfimo parlanchín de pinturas ultrajadas a las páginas del libro boscoso de la Biblioteca más pobre del rumbo, de este lado o del otro la soledad no se compra, se adquiere desde el parto. Comienza nuestro rito amoroso. Te llamo a silencios. Olvidas las costumbres. La ropa ya no se lava en casa, se cambia de armario. El trueno a boca de jarro, funde la pasión de tu greñero a la más remota de las caricias que te obsequia mi mano de corazón al infinito.
Pobre el albatros que pica a tu ventana, no más Gorostizas, Góngoras, Sor Juanas, sólo colonias alrededor del valle de Anáhuac, traídas a bruma desde el viejo mundo español, del árabe que toma en si la ahora llamada corona española, de la mierda que Franco a punta de azotes regó sobre el judío, el cristiano y el gallego, ¡Puto nazismo que castiga el nuevo mundo de Hidalgos y Allendes!, santa inquisición que en nombre de Cristo macula todas las eras mexicanas de espadas, templo sobre templo, de Tonatzín a Teotihuacan, la pena de Josefa se escucha en la ventana picoteada por la historia, teoría que a la larga, mestizos colores le dio a la carne, complejo de Edipo.
Mientras a fuerza de perder la tradición del 2 de Octubre, el gobierno se concreta a dar migajas a su pueblo, Revueltas y otra vez Revueltas, talla en la conciencia del pobre filósofo mexicano la herencia de Vasconcelos, generación de los años veinte que a punto estuvo de cambiar nuestros rumbos, no independencias, no revoluciones, no más intentos a consecuencia de unos cuantos, pero va, como acostumbra en condición modesta la raza mexicana, a esconder la cabeza en la casa de pobre jornalero que le compete por temor a reconocer su rostro en el espejo de su patria. ¿Cuánto queremos esta patria es la pregunta?, a veces sabemos, a veces quisiéramos enconcharnos pero no podemos, ¿a virtud de que nos duele el suelo que pisamos?, ¿a razón de que nos erogamos la responsabilidad de ser, el Salvador Allende, el Lucio Cabañas, el Che Guevara?, ¡Mierdas, grandes mierdas las que tabulan una conciencia nacional!, ¿Olvidar?, ¿Cómo olvidar algo patológicamente tatuado en la neurona?, y por moral cristiana el dedo apunta a la familia que desgasta el argumento de egoísmo….trabajar para ser independientes, estudiar para forjarse un mejor futuro….Y sierras la cortina en la ventana, y te clavas en el lecho de mi cuerpo, sobre tu cama, la misma cama construida con materia mexicana por cuestiones de espacio territorial, Comienzas el rito de copularme con la sospecha de que mañana se puede acabar el mundo. Avientas tus pechos a mi cara, yo mamo el néctar que te satura de belleza. Juntos comenzamos la muerte, nuestra propia muerte, la de ambos. Clamas piedad a gemidos.

IV

Torpemente se remoja la razón en trinos de alusión a tus vestidos. Carpentier afirma sobre el reino de este mundo que los ergos que se escampan en el fuego, patibulan metafísica, dimensión de lo que humea desde el centro del ocaso hasta la ruina de la vena que sacude al hueso. A punto quedas de espaldas al cielo bajo tu cama, yo te ensarto la espada en el vientre. Libero la furia de sí. Repito una vez más tu nombre.
“Mientras la sustancia fecunde sueños, la inmortalidad estará siempre dormida” ­Lo apruebas-
Dentro del diario transitar por las calles, en un retorno, no se da vuelta, no se regresa, sólo comienza un nuevo camino, y tu dices, que un camino que se cruza con otro, no es un cruce, es un choque de egos.
Tomas para ti, de mí, lo que no me pertenece. Me renombras. Huyes al primer orgasmo.
El tren avisa su partida a otro arribo, otro pueblo franco de belleza indescriptible, la manía de hacer nos desconecta. No hacemos, reconstruimos, y los arcos lanzan flechas medievales a las inmediaciones de lo inimaginable. Suspiras, te transportas a tu anterior vida, sin todos, con nosotros uno.
La alquimia es a sazón, el postre del brujo en Ixtlan de nombre Carlos. Visitas recibe entre decadencia y esperanza, propone aquel viaje sin pronto regreso al valle interno, tradición relativa al culto del misterio, paralelo al Om hindú, receta peyotes, caminar sobre el agua, descubrir su Don Juan.
Las estaciones de radio, las cadenas televisoras, repiten la farsa del progreso, redundan la gloria pagados a mal por ausencia de dignidad, López Doriga quisiera gobernar una sapiencia que le erogue mucho raiting. Zombis, los receptores derraman del plato a la boca la realidad de un Big Brother que conduce a un ocaso la vida familiar. Y suelen arrepentirse padre y madre del fracaso adolescente que empaña la virtud de los hijos.
Continúa la guerra entre ambos. Nadie puede detener la fusión. Se emancipan los sentidos unos a otros, la paz comienza en medio del tumulto bajo sabanas de idolatría. Tuyas son las armas, míos los cuerpos que derrumbas. Caen a muerte del sentido por placer a la distancia que redunda los planetas, las galaxias de los vellos que se pierden en el pubis de la gloria por la entrega, sacrificio de los años que guardaste de la infancia a la mujer que me obsequias. Muerdo el hombro a la locura. La frente escupe el sudor que te mereces. El Olimpo que me vio nacer se estremece, hace sentir su celo. Arriba la tarde a su ocaso, y Rosseau, levanta el cuerpo de la tumba a otro fracaso, su estética macula la pureza de los dientes al sarro.
Abres a paso tu boca, termino de hacer la limpieza a tu cuerpo, desnudo pedazo de carne que trafica la idea de amarnos.
No dices nada. Me llamas por tal, respondo al llamado…….
Levantas tu sombra a la vida, y muero como nunca antes había nacido….
Tuyo es el poder de doblegarme.




Fernando Labastida 25 septiembre 2002

Bien sabes



BIEN SABES

El hambre pareciera ser sólo la cama donde duermo
El pétalo negro de tu nocturno
Es esa, aquella piel de tu ventura
Divino coraje cuando sacudo la ropa
Y salto, directo a la calle que lleva tu nombre.

No puedo saber a donde
Dirijo los pasos de mis conflictos
Más todos los ruidos de mi silencio
Me cortan la cara
Cuando se topan con tu rostro.

Mejor no salir
A la pronta decadencia
Aquí, en la casa donde habita mi mano
La sangre congela
La piel se me agrieta
Y todo pareciera coger una forma
Misma, que el árbol aborta
En la hoja del viento de otoño.
Pero, no todo fuera malicia
Ni desperfecto
Allá donde el rumbo copula al destino
Las sombras de los abedules roncan
Y sólo tu silueta
Con todo su ruido
Asemeja a la madre que les despierta.

Y suena tu risa
A través de los muros
Y la parca abundancia de tu sexo
Repite la oración y el desaliento
Saberte la esclava de mi cuero ceñudo
Señora que arranca raíz al óvulo
Moneda que lanzas al aire
De la suerte impronunciable.

Sabes muy bien tus pecados
Porque al emprender tu camino
Te largas saltando desnuda
Sobre el cielo que el diablo ha usurpado…
¡Ah, tu si que sabes tus pecados!

Fénix

Entre tus piernas



ENTRE TUS PIERNAS

Se va torciendo el cielo
En el rostro de mi infante terquedad
No se si los dragones vuelvan
Seguro se que el fuego es eso
Heridas de azufre.

Parte de la boca el beso
Hasta siempre coagulado
Por la saliva
Por la tragedia
De encontrame atropellado
En un rincón de tu miseria.

Ya lo era antes
Cuando venias al espejo
En busca de un rostro
Sin la máscara de perro calcinado
En esos días de más anhelos
Más cansados que la constancia
De cambiar la pesadilla
Por el sueño...

Más me entero por tu recuerdo
Que ayer eras la anciana
Más puta de la belleza
Y hoy por tus visionarios augurios
Se que sigues siendo la misma puta
Amarrada al falo de la existencia.

De estas y de aquellas formas
Arremetes tu cuerpo
Hasta la chingada del verso
Y yo tan puteado
Caballero andaluz de la lejanía
¡¡Me llamo poeta!!
Hundiendo el rostro entre tus piernas...

¿Cuantos dedos cortarás antes de fornicarme?
Con la piel hinchada te digo
Ya basta de arremetidas y carcajadas
Vamonos al país de los niños
En busca de la madre violada....

Pero más por tu saliva me asemejo
Al intento del deseo por poseerte
Tomarte entre las yagas de mi alma
Y cambiarte el nombre
Y pedirte más
Y volver a ti
Montado al óvulo que preña
Mi semilla podrida entre tus tetas
¡¡¡¡¡Oh señor del pubis!!!!!
Si tenéis el poder
¿Por qué no me hiciste ramera?....

Fénix

La Covadonga



En algún rincón de esta Covadonga hay un suicidio, hay un suicidio, hay un suicidio.
Los avestruces que hayamos de pie en la puerta son mercenarios…
Aquellos monos que tienden su hamaca en la esquina son mis parientes cercanos
-Me piensan-
Y de quienes lo hacen, condenan su día porque sé olvidan de sí…

Yo se que hay días en que los rincones se tornan oscuros y farsa o sonrisa
Todas las manecillas del reloj se descomponen

Hay quienes por venir reciben su paga, pero hay otros
Que por ser esperados jamás regresan a su sitio….

Horas inmensas entre tus piernas abiertas, ¡mujer ocaso!
-y entre mí boca cerrada- se paren solas
¡Horas nube que saben a palabra quemada!
A himen robado a la memoria del primer amor…

….Pero vas y te clonas y cual pantomimo
Juegas al vagabundo
Al viajero con rumbos sangrando por sus cayos….

…Y en verdad eres como las palomas azules y las otras violetas
¡Nalguitas de sapo aplastadas sobre mí ombligo!...

Mí pena
Mí cruz
Mí martirio
Mí otra sombra


¡Y vieras como es curioso!
(No recuerdo ni tu nombre)
¡Mujer topo escondida bajo tierra celeste!
¿Cómo debo preguntar por vos, cuando arribe a la puerta de casa?
A caso sólo es: bueno, ¿se encuentra nadie sin nombre en casa?

…Que yo creo en milagros porque son sueños despiertos…
…Los milagros son gigantes de piedra que andan con las hormigas…

Pero en fin, amados todos
Ésta Covadonga es un templo de olvido
Aquí viene a morir mí peor poesía

“Los años son los testigos ciegos de toda infancia”

Esta sirena se llama burla
Y corre y se escapa por la luz de la ventana


Fernando Labastida –Fénix-
29-Abril-2004

INTROSPECTIVA



INTROSPECTIVA

I

Sin el costo de la bondad ¿Qué sería del sujeto?Epigrama. Mudo atardecer. Dylan sin guitarra.Bosquejo principal de las estrellas, sin surrealismo. Gárgolas borrachas. Soledad de las palabras.Almanaques romanos, sin fechas. Teatro griego sin tragedia.Luna sin poeta. Poeta sin poesía. Fango sin serpientes.Fábula desértica. Miedo y holocausto de la farsa.Guión sin texto.Todo delegado por la ciencia de los locos. Merolicos yuxtapuestos sobre cuadros vicentinos.Maquiavelo derrotado por el príncipe. Flor sin sexo.Pesadilla de luceros calcinados. Huesos destrozados en su guerra contra el polvo. Olvido púrpura. Hiel sin sangre.Cementerio sin fantasmas. Diego Ribera sin revolución.Otras cosas suelen ser las fantasías. Mujeres transformadas en dioses tercos, en efímeras caricias sobre las alas de la mariposa. Armas bajo el yugo del reloj. Tiempo concedido a los lagartos del minuto. Muerte derrotada por el parto. Sol sin cielo. Respuesta sin pregunta. Árbol talado por el viento. Virgen de todos los pecados.


II

Hubiese todo concedido tan sólo con desearlo, pero se esfumo todo el mundo tras la recia desvergüenza del diablo.Pudo tomarlo todo el sol. Ese si que es un señor sin prisas. Perpetuamente se encuentra, terriblemente cansado entre las nubes, bajo la noche, tras la ceguera.Vidas ultrajadas a los libros nos condenan. Los rostros del amor nos crucifican. Barrabas ha tomado el trono de la única justicia.Este síntoma acrecenta el hematoma. Ya ni rezo. He extraviado mi bolsa de canicas en el sueño de Caín. La raza se ha mutado en una especie terca. Híbrida es la prosa al unísono. Toda la secuencia de lo oscuro se ha clavado en el marco de la puerta.Ahora la permuta tiene nombres infinitos. Los celos lacerados. Yagas han marcado las heridas de los pueblos, despoblados. El unicornio emerge para castrar su cuerno. Apunta su destino a un siglo bombardeado por la indiferencia.Mi padre se levanta de su cama. Vela por este encierro. Me ha heredado su celda y le sabe a victoria.La tarde se hace chica para abarcar la vista. Ni el pan ni el vino aplacan el hambre.Otras ocasiones preferí la salsa de la trova. Los murmullos de Sabines…”Los amorosos”. Los cuentillos de terror a las diez de la mañana. La sabana mojada por el llanto. La cama destendida para no extraviar el sueño. Así me lo enseño mi principito para no sepultar el origen de los miedos.Chanchos y chillidos, en el fango purifican su pasión. Ya las fuerzas han colgado los zapatos. Los pies por fin descansan.


III

¡Mira llorona! está, es la nueva trama de tu historia. Tus hijos morirán a manos de tus nietos. Tú vendrás a solapar sus insolencias. Los eclipses van en boga, de boca en boca para aplacar el eco. Pudo ser de otra forma, y eso, lo sabes.Inquisición practica el homicida para saciar sus penas. Unas y otras veces los espectros se maquillan. Decorosos cuerpos, desnudos, toman los collares para destruirlos.Miro la foto azul del océano sobre el buró. Los negativos de las olas esperan ser revelados.


IV

Ni siquiera estoy seguro de estar embarazado. Voy a cortar algunas letras del diario matutino. Haré un rompecabezas bajo el tablero de ajedrez.Una y otra vez desvestiré las muñecas de porcelana de la abuela, así tal vez comprenda el arte de la seducción. Aquella desnudez quizá encarne la respuesta del por qué de la sangre en las toallas femeninas. Y una y otra vez más, invocar el erotismo de las musas incorpóreas. Con una pierna sobre el hombro y la otra abrazando la cintura. Así le haría el amor a la mujer perfecta, ¡a la puta!Y al vaso, sin aquello que requiere para ser vaso, le haría el honor de llenarlo con un poco de semen sin desperdiciar una sola gota.Dibujaría mi falo con la gracia con que el perro orina el poste de luz. Lo hundiría en ella, la sombra, la vágina hecha de plástico reciclado. Así también tendría, un llanto más puro, más blanco.Iría de compras a sus senos, dos o quizá tres litros de leche le vengan bien a mis entrañas. Esas tetas serían lactadas por mi mounstro, por la boca de este terco espíritu, este que emula los deseos carnales, los fastidios del hombre por la perfidia, por los estados oníricos, el anarquismo y las plétoras de la hembra.Ni cansado ni hermafrodita podría fumar, tomar la botella de vino, tirar la savia revuelta en la saliva del alcohol. Esos lujos son propios de un macho. Yo soy un niño de brazos a mis nublados años. La tarea se hace desde ayer al cuarto para la muerte.Mi coloquio. Mi tallo de espinas. Mi lirismo a flor de piel, de día, de girasol. La lepra en el labio del dedo. La caricia a los arcanos del pasado. El pelo de gato endulzando mi comida. El moho entre los dedos del pie. La huella de mi paso que recorre la espalda de la mujer amada. Amada ella, la dueña de mí. La mía. La de nadie más, que de ella, sin ser ella, por ella, para su espalda.Altas y bajas, curvas de observatorio aparecen entre el Este y el Oeste de su trozo de queso agujerado. De quien si no de ella. Pero no de mí. Es su trozo que mastica con apuro. El trozo de su zodiaco. El géminis que incesta con sus dos caras. Las opuestas.Y va la lágrima, sonámbula, recorriendo la cama de la mejilla, mejillones de careta, máscara, antifaz de la retina que retira, la más profunda causa del espíritu. El polvo en la pestaña, la nalga tatuada del rencor, la derecha, no la izquierda, la que soporta la patada de la vida. El destino del vagón. El mono que cae del cielo, el que surge del barro. La niña del ogro, la Celestina, Lisistrata, Afrodita y Tonatzín. No Eva Perón ni la madre Teresa de Calcuta, ellas, las pioneras del fastidio, las amigas de la tragedia, el cinismo y la revolución.


V

Yo me abstraigo un poco para colgar este cuadro. Mi bicicleta rodando sobre el eje de un planeta cuadrado. Murciélago piojoso. Nicho, madriguera y hogar. La puta madre que me ha parido es una zorra, una calumnia que tira de mis testículos, una caricia fácil de sobornar poniendo cara de “yo no fui”, carita de pendejo y no precisamente enamorado. Ese sohar, atrapado en el himen de la doble matriz. El óvulo cáustico que engendra arañas. Pesadillas estas, aquellas. Ninguna. Memo González encuera el pollo que crió desde pequeño, que sigue pequeño, pero irradia dolor al mostrarme la perra negra que lo mordió la madrugada en que se dio cuenta de que no existía. Y así lo encontré. Era Macbeth al rojo vivo. Tibio merolico del suburbio francés, le acompaña desnudándole la mano como se desnuda a una vieja alcahueta.


VI

He orado por todos, los he colgado en el tendedero de casa. Hace algunos millones de, segundos, que he partido al centro de la tierra. Ciclos de orígenes me torturan a cada tanto que me atrevo. Y vuelvo a ella, mi ella perpetua, la que de nada me sirve cuando me sueña. Ella que sabe contar las historias en las horas del sexo, nada propicio, pero seguro que se arma el escándalo.


VII

¿Qué tan siameses somos, cuantos gemelos formamos al ingerir el ruego?Estropajo de plata para los pisos, ya no para la tierra.¿Cómo fue la historia a dejarme huérfano? ¡Padre de la poesía, te sigo esperando! Has anclado tu barca cerca del muelle obtuso. Cóncavo te encuentro, diluido por la sangre, por la fuerza del río, por la orina y eres nada ¡Padre tuerto!Me saben a miel las miserias mentales, las ancas de rana, las costillas de ratón. Lupanares de ebrios invidentes pululan en las mangas del reloj. Yo limpio el vomito de sus entrañas. Yo se que las cantinas son lugares apropiados para hacer política y gobernar a un pueblo. Yo lo se, nadie me lo ha dicho.
VIII
Por Alá escribiría una Biblia, pero ni Alá ni la Biblia se asemejan a lo humano. Lo amorfo es el producto de la mezcla del miedo, la inocencia y la cobardía. Un ejemplo claro, la pretensión de Lennon y la honestidad de Jodorovski. A veces el reptil quiere volar y el pájaro lo caga, así cada cual conserva su lugar, a menos de ser Dios, pero Dios ha sido reservado sólo para unos cuantos. No todos tenemos la capacidad de construir un mundo en seis días y descansar el séptimo. Para otros basta el acudir los domingos a escuchar sermón, o conformarse con ser más populares que aquel individuo de nombre Jesucristo. Pero ni mi hijo bíblico ni Lennon ni Jodorovski tienen agallas para disociar lágrima de pensamiento, óvulo de esperma. Mi palabra se concede al que me ignora, no al que me corona de silencio y se va de puntillas, a coger las manzanas que caen del vientre de Eva….
IX
Tiempo.- a luz que se extiende, ruégala. Prisma.- el paria sentado en el banco del augusto, sempiterno, ilegible: Belcebú, rey de las tinieblas. Orador.- santo-apócrifo, caimán vagabundo del saco roto. Ala.- sueño frustrado.Risa.- infierno terrenal dentro del paraíso. Claustro.- sitio donde la masturbación es sorda.Silencio: sólo la palabra

Fernando Labastida -Fénix

Diurno




Duerme también bajo la uña
Mira de lado, todo el mundo, cae en pedazos
Te digo que hoy
Dejo mis brazos para que simules con ellos
Algo parecido a un abrazo
Un árbol que cubra cabalmente la extremidad
De la melancolía
Y puedas romper quizá, mis codos
Mis dedos de aserrín
Y aquellas lágrimas fermentadas en saliva
Que como un lago
Corrieron por la calle donde niño
Jugaba a deglutir la fécula del ojo
Y el almíbar de la herencia genealógica…

Se que estas cansado de brincar sobre el vientre de los muertos
De inventar los puños, los dedos y las manos con que escribes
Las mentiras propician las verdades que te rigen;
Sí, debo seguir escribiéndote, poeta
Mañana no habrá letra que te inunde
Ni letargo que extirpe la palabra con que asientas la vida
Todas las ciudades se derrumban al paso del poema
Y las viejas alegorías, rugen llanto y se extirpan solas….

Ya no hay más que decir ni hacer, el mundo ronca
Y acaso sólo pueda cortar la vena a la existencia
Sangrar finitamente en el otoño del hambriento
Con la cicuta y el verso indicando los caminos
Que me lleven hacía ti
¡Larva asquerosa de la rutina!…

Duerme también bajo la uña
Como un camaleón
El hermano del poeta
Sonríe y ronca entre la mugre…

Fernando Labastida –Fénix-

El poeta desea creer




Locura, andrajo de vida
Crónica anciana
He deseado escribir algo realmente importante:
Siempre tropiezo con el muro
El diablo que vigila
Los ojos que se cansan
Entonces suelto las armas
Muerdo alfileres
Y me ato a la ceniza del fantasma…

Niebla, obtusa hembra
Mísera pordiosera
Plumas de cisne
Acuñas el nombre de la rutina
Hasta ahogarnos y elevarnos
Al infierno de los labios…

Eternamente hablaste del suicidio
La mafia y la carroña
Y eras más finita que el hambre:
Costras del Dios que fingió ser pantomimo…

Amén del verbo, palabras caían cual torrente sobre el vientre:
“Tu no eres quien compra la muerte ni resucita la palabra”
El mal del cuerdo y su agonía
Reptaron –como el caos- sobre la piel podrida del instinto
Nadie ha de atestiguar la fuga de los reos –asentiste-
Mientras la mano que crea, escribía un poema ateo…

Los hombres amanecen híbridos y taciturnos
Pensando que la letra es esclava del arte
Lágrimas explotan en cavidades escuetas
Atónita la perorata reza un “Padrenuestro”

El poeta desea creer, y en su afán de hacer un mundo: santifica

Hay en la música de la rutina
Ocaso
Templo
Valija llena de ira y podredumbre

Sólo al destino incumbe pillar el sueño

Mimbre salado apuntando
Extremidad daltónica
Dagas que hunden y mutilan la conciencia;
Vive la paz de nuestras pesadillas en sacos rotos
Tumbas de labios besando la tristeza…

La locura es droga existencial para el poeta
Y la sonrisa salvación para el hipócrita…

Vísceras se expanden en la calle
La ley es martillo y la moral cuña que golpean las ingles;
Tulipanes llueven mojando cielo y estómago
Ella es responsable de la tragedia
No hay dedo que apunte al silencio sin desnudar la trampa…

Siempre habrá un perro que nos ladre, como a un poema, como a un fantasma…

Locura es mientras tanto un día al azar
Muñeca de trapo
La tristeza de Dios que cree en lo que creemos
Cuando ya no hay una mano que se tienda para escribirle acaso:
Una puta
Una palabra
Una memoria viperina...

Fernando Labastida -Fénix- 10 de Octubre 2005

Metáfora de una Vida de Guerreros




Ahora se que no alucino
Ni despierto ni dormido
¿Cómo recordar mi cielo partido en sombra?
A mitad lunaHacia abajo suelos
Tantos valles cortados por ríos
Y las paredes del abismo
Clamando piedra
Entre el puente y el castillo.

Mientras tanto a fuera
Donde se pierden los muros
La muerte ensañada apunta su lanza
El más viejo suspira
Entre sus batas blancas
Los hombres claman
Sus hachas lanzan
Algunos descalzos
Otros semi desnudos
Pero ya no tropiezan con sus gritos
Desesperados en guerra.

Mis ojos que ven
Bañados por locura
No acostumbran flechas adornadas
Espectáculos sin sangre.

Ahora contemplo sus brazos entrelazados
El empuña un arma
Ella angustiada bosteza
Y el final se acerca lento
Cuando los nudos se abren
Para nublar el paisaje.

Ella goza la muerte
Tendida esta sobre su yegua
Su mano intenta
Más no lo obtiene
Impedir que el agua corra
Y mientras llora en cantos la recibo
Su cabello dorado
Pareciera enredar su cintura
La flecha en su ombligo desaparece
Entre su piel velluda
Sus pechos redondos quisieran
Ser chupados por mis labios
Y su vientre rodeado de espinas
Oculta su sexo
Para ahuyentar las pasiones
De los pájaros aventureros.

Todo se desvanece entre la flora del bosque
Y entre aquellos árboles
Un león se asoma acobardado
La calma vuelve al reino
Y los cuerpos tendidos
Son sólo adorno que fecunda la tierra.

Los valles silenciosos esperan
El príncipe ha perdido su lugar en la historia
Las cruces emergen
Los buitres danzan
Mis destellos claman un punto medio
Entre equilibrio y suspenso
Y las hadas del castillo
Esperan cruzar el puente
Para morir desnudas
En el césped del abismo….

¿O acaso yo alucino, y sin temor espero una flecha?

Fernando Labastida -Fénix-

Dimensiones Paralelas





Tú llegaste sin salir de ti
Armando las estructuras porosas de la corteza terrestre
Pediste una eterna amnistía
Una ráfaga de estela
Una estrella que tildara sobre la noche
Un color menos opaco al del la sombra

Pensé que sería suficiente con un ojo de cíclope
Para que mirases el universo y te metieras en el
Pero el cielo te atrapo como es costumbre
Y te durmió
Te llevo a colocar las rodillas sobre tu pecho
Y meterte en un rincón de luna.

Mira si es normal que te lo cuente
Nadie ha cabalgado por el claro oscuro de los muslos atmosféricos
Y los tobillos de las nubes
Por la curva celestial de la cadera solar
Y el abdomen del viento
Los senos de la triste realidad
Que nos erecta sobre el pie de pájaro
Que nos transporta hacia el matiz de la sonrisa opaca
El cielo de los muertos proyectados desde el mar
Bajo la campana de la idea mortuoria
Y la relación sexual de los que profesan amor
Cuando se cortan las cabezas
Y se frotan el sudor contra el deseo y el oxígeno.

Ella, siendo tú
Violándote las nalgas y la espalda
Con el tronco de un árbol talado
Con la mano del cometa que se estrella contra el tiempo
Y nos habla de los sucesos más caóticos
Del espacio inframundano.

Él, siendo yo
Montado en el caballo de Troya
Cabalgando sobre el pasto del vientre de tu feminidad
Con la sonrisa cubierta de lluvia y del ácido violeta que carcome la piel
Haciendo brotar el cáncer
El maldito movimiento en torno al sol.

Tiempo reprimido por el triángulo de tu vágina
Mismo triángulo el de las bermudas que detiene el tiempo
Y reduce el corazón a dimensiones paralelas que se ocultan
A los años cotidianos y a los mares recorridos por el silencio.

Bella es la agonía que nos hace maltratarnos
Cuando juntamos los pechos
Uno a otro
Sin perder su distancia y su acidez.

Velo terco el que nos cubre de tragedia
Cuando caen los planetas de sus orbitas
Para hacernos olvidar la forma humana.

Así nos convertimos en fieles mitos que recorren el morbo
Con las manos
Y se excitan con el respiro que gime ante el dolor
Y la terquedad de la vía láctea…

Fernando Labastida –Fénix-

Entre Dos Avenidas




Entre dos avenidas te extraño menos
Como una fuente te disperso
Te miro más hiedra que al agua misma

Repentinamente caes por el borde
Y te sueño mía a media noche
Se que por donde caes andan mil Evas
Y quedo bifurco

Hoy se reconoce que estas avenidas son dos dimensiones
Que tu vas gustosa colgando la piel en los muros
Y como bragas y truzas
Dejas también tu memoria
Tu primera infancia
Tu primer día de sangre
Hasta a veces
Cuando cierras esas avenidas cual piernas de puta
Cumples mis deseos de planta carnívora
Mis siete pecados
Y puedo cepillar mis dientes tranquilo

Y hasta más a veces te extraño menos
Y creo en el amor
En los billetes de lotería
En los focos fundidos
Y en las calles que duermen
Para los solitarios

Fernando Labastida -Fénix

Amén poesía, Amén




Cuando me canse decir de ti
Y la boca se rompa como cristal sobre agua
Cuando todo se arrepienta ¡llorona proterva!
De regar donde el desierto vuelve en tus axiomas
Yo estaré intentando fragmentar una costilla a mí ala

Cuando en realidad no camines sobre el agua
No vueles aparezcas ronques
Digas mentira que la verdad ha exiliado
Y el puño se contraiga al entrar en la boca
Yo estaré bajo las aguas escribiendo muerte y aire

Cuando la mueca se dibuje irrumpa caiga
Ayune sobre el rostro
Cueste tanto dolerte y pedirte
La mano que no corrija el fracaso
De sentirme vivo en sonrisa
Yo estaré sentado en tu futuro de niña vuelta anciana

Cuando sigas al comienzo
Comenzar
Ir al paso doblando las esquinas
Tirar de un solo lado de la cuerda
Vivir la dimensión olvidando el nido
Cuando comiences comenzar inicio
Cuando de todos tus dedos cuentes con cinco para soñar
Cuando quieras escribir a alguien y ambiciones ser yo
Cuando nadie te conciba:

Anda tras la muerta y cobíjale un fantasma
La poesía también concibe del suicidio
Los hombres constamos que los poetas han muerto….

Y yo tendré que rescribir los panteones y los sepulcros

Amén poesíaAmén


Fernando Labastida -Fénix - 2 de julio 2005

La apariencia del Fantasma




Odio la constante mediocridad del tiempo
Odio su ojo clandestino
Su mirada muerta
Su opio benigno
Su ilusión

Odio la agonía de los transcursos
El sabor amargo de su derrota
Su sal disuelta
Sobre las heridas del recuerdo
Odio la imagen proyectada en su silencio

Su fastuosa oscuridad
Tan clara
Tan homicida y tan desleal
Como al mismo origen que le da la vida

Odio la apariencia del fantasma
La forma oblonga del espejo
La historia que le suplica
Que termine de coartar
Su mentira más indulgente

Odio la certeza
La impotencia
De ver correr las piernas
De ver perder sus pasos
En mudos atardeceres

Odio la manía de los segundos
La necedad de los sueños
Y las mismas realidades
La canción que magnifica
A las deidades sin rostro

Odio tener que aceptar
Que yo embalsamo a mi propio muerto
Que yo le preparo para la huída
A la dimensión de lo inconcluso

Odio los días de la vejez que se aproximan
Odio los días de parto que nunca fueron
El sonar de las campanas
La voz del medico que dice a mi madre…

Señora, lo sentimos
Su hijo nació muerto
Pero todavía respira…

Fernando Labastida –Fénix-